lunes, 13 de abril de 2009

un lunar en la cara

Cuando desperté el domingo y me miré al espejo me percaté que tenía un lunar en la cara, uno nuevo, uno extraño. En los últimos años sólo me apareció un lunar en el dedo índice de la mano derecha, pero ¿Por qué uno en la cara? ¿De dónde salió? ¿Tendré alguna maldición lunar? ¿Alguna mosca vengativa? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Según Mejor respuesta - elegida por los votantes en la página yahoo respuestas nos dice:

Todo el mundo tiene lunares, (eso ya lo sabemos) algunas veces 40 o mas (eso no lo sabia, tampoco los he contado). Muchas personas piensan en lunares como en manchas marrones (mi lunar en la cara es negro y no lo pienso, ¡lo veo!), pero algunos con el tiempo van perdiendo esta apariencia (claro acá es cuando se vuelven negros como el que tengo en mi cara). Algunos lunares son considerados en mujeres hermosos, como es el caso del legendario lunar de Marilyn Monroe (no creo que a marillyn Monroe le haya gustado su lunar cuando era joven) y actualmente el de Cindy Crawford (a ella no le he visto su lunar). Sin embargo no todos los lunares son tan bellos como parecen (gracias por lo que me toca). Algunos pueden tener algun componente maligno (¿cáncer?) y deben ser por esto examinados por su dermatólogo (la última vez que fui a uno me sacó 50 lucas sólo para recetarme una crema que podía comprarlo sin receta). Los lunares pueden aparecer en cualquier parte de la piel (como por ejemplo en mi cara), solos o en grupos (¿ósea qué pueden aparecer más en mi cara?). Son usualmente de color marrón (ya dije que el mío es negro, ¡no marrón!) y pueden tener diferentes tamanos y formas. El color marron (¡negro!) se debe al pigmento producido por los melanócitos (¿melancólicos? no sabia que estar triste causaba lunares, dejaré de deprimirme constantemente) en la piel, la melanina (¿melamina? Y que tiene que ver con el lunar). La mayoría de los lunares o nevos aparecen después de la persona nacer. Y el mayor numero de ellos durante los primeros 20 años de vida (he ahí la razón, yo todavía tengo 19). La exposición al sol incrementa el número de lunares.Cada lunar tiene su propio patrón de crecimiento. Al principio, los lunares son planos, rosados marrones o negros (ya ves que si eran negros). Con el tiempo pueden crecer y desarrollar pelos (¿en serio? ¡Qué asco!). Con el pasar del tiempo los lunares cambian lentamente creciendo y aclarando su color (color piel =D). Muchos no cambian en nada (¡ta mare!). Otros pueden desaparecer (¡bien!). Otros toman esa apariencia con cuerpo y con el color de la piel que las personas erróneamente llaman de "verrugas". (¿Verrugas? Y ahora que tienen que ver las verrugas y la melamina. Hablando de melamina mehace falta un librero, compraré melamina y con un taladro y unos tornillos me haré un librero, así estaré ocupado y dejaré de estar melancólico y mi lunar desaparecerá)

miércoles, 8 de abril de 2009

por un instante fui feliz

Son tantos los motivos que nos puede alegrar el día, que nos roban una sonrisa, un suspiro. Una buena noticia, la llamada de tu amigo que no ves hace años, los regalos de navidad, el primer beso y también tu primera relación sexual, contemplar una bella mujer, ganarse la lotería, la visita en años de un familiar, el nacimiento de tu primer hijo, corear las canciones en el concierto de tu grupo favorito, ganarse una beca, conocer al presidente, tomarse una foto en la Casa Blanca, enamorarte y terminar con alguien suele ser feliz a veces, un orgasmo, terminar el cole, tocar una Gibson, manejar un Jaguar e incluso aparecer minúsculamente en una foto donde sale alguien famoso, un buen polvo, comer un buen lomo saltado, aprobar el curso de Teorías de la Comunicación – TEOCOM, ingresar a la nacional, ca…, escribir un blog (este no), trabajar en lo que te gusta, casarte con la mujer de tus sueños, que te aprueben la visa a EE.UU. y que te aprueben la tesis, empezar a vivir solo, que alguien viaje kilómetros sólo por verte, que te digan te he extrañado
Yo también te extrañé, gracias.

sábado, 4 de abril de 2009

como en un primer día de clases

No he tenido vacaciones ni mucho menos he disfrutado del verano, salvo un día seudo hipócrita que fui a Huanchaco. Hace cuatro meses que empecé a trabajar, algo extraño en mi porque siempre he pensado, y sigo pensando, que trabajar es la peor de las maldiciones ya que no te debes a ti mismo, si no a tu jefe, incluso tener un hijo resultaría menos complicado y más placentero que trabajar, como es el caso de muchos personas jóvenes que conozco, pero ese no es el tema.

Decía que como estoy trabajando no he disfrutado de las vacaciones (en realidad nunca las tuve) y es por ello que no me he complicado en pensar con las clases, como en oportunidades anteriores en las que mientras disfrutaba de alguna playa norteña, la sola idea de asistir a la universidad al día siguiente me atormentaba a mares.

Recuerdo mi primer día de clases, en ese entonces había ingresado a la facultad de Derecho y un día antes de mí DIA D fui a explorar las aulas, ubicándolas, diferenciándolas, recordándolas para que cuando vaya al día siguiente no me pierda como la gran mayoría de cachimbos. A las 7 AM los nervios me jugaron una mala pasada y terminé escuchando una clase totalmente desconocida para mi ficha de matrícula.

Ahora, luego de de cinco años y de muchos cambios (incluso de carrera, ahora estudio Ciencias de la Comunicación), historias, tropiezos, chotiadas, palteadas, exposiciones, jalados, caídas, errores, amistades hechas y otras que llegaron a su fin, amparitos, cuadernos rayados y copias de los cuadernos de otros, libros, tardanzas y el popular “cinco minutos más y me levanto”, diapositivas, amanecidas y otro montón de cosas más que a todos nos pasa mientras estamos en la universidad, el primer ciclo es el más anecdótico de todos.

En primer ciclo uno va temeroso por no conocer a nadie, salvo al amigo de la promo que también ingreso a la misma carrera pero que esa mañana no se levanto temprano, sin embargo con el pasar de los días empiezas a conocer a la gentita: al chancón (siempre hay uno en el salón), al gordo y por supuesto al flaco (ese soy yo) al negro (al que siempre cogen de punto) al jodido (¿por qué siempre hay un jodido?) al feo (más feo que el hambre) al medio medio y al papi, al tardón y al que nunca llega a clases, entre tantos otros con los que formas tu colla. Se convierte ley ir a todas las fiestas que organiza tu facultad, la facultad de tu amigo, la de tu enamorada, la de tu primo, la del vecino, los chupódromos los visitas a diario, vas a comer a Coloquios hasta que alguien te comenta que encontró una cucarachita en su plato o un poco de flema en su jugo, entonces lo cambias por Amparitos, pero luego piensas que estás engordando con tanta comida chatarra y optas por comprar una botella de agua mineral y beberla en clase. Puede que tu primera amanecida la hagas en este ciclo pero sería en vano. Se te pega frases como “vamos al Che” o "al Chesito", "vamos al taco", como quieres pagar menos ingresas a un taller (teatro es el más fácil), te diste cuenta que dan desayuno universitario y ahora comes gratis todas las mañanas, descubres tu bisexualidad y dejas tu E-mail en las paredes de los baños por si algún activo se anima a buscarte, te empieza a gustar tu profesor, como no tienes nada que hacer entre una clase y otra te sientas en el óvalo a esperar que el chico o chica que amas (y juras que es amor a primera vista) aparezca caminando distraído delante de ti. Durante este ciclo empezamos a hacernos universitarios.

Ya para 2do ciclo y en adelante nos acostumbramos a la rutina de: ciclo – vacaciones – ciclo – otra vez ciclo, pero de verano – ciclo de nuevo porque no tuviste vacaciones por el ciclo de verano – vacaciones – ciclo – trabajo – ciclo y trabajo – trabajo y ciclo – etc etc etc. Nuestras vidas se van volviendo monótonas, ocupadas, frías.

Supongo –y digo esto porque por pesimista –que cuando estemos empezando 10mo ciclo, miraremos el salón y nos encontremos incompletos, entonces la emotividad perdida por la rutina recobrará vida, pero con cierto aire de melancolía porque sabremos que será nuestro último ciclo. Claro, sólo lo supongo, porque aun no lo vivo.